El Expreso de las Cinco Naciones dejó a nuestros valientes y agotados héroes de vuelta en Sharn, donde lo único que querían era dejar el Libro de Rituales de Mordain d´Phiarlan en Adquisiciones Rapelje y descansar algunos días tras todo lo sucedido en Korth. Pero si creían que con eso acababa su papel en esta aventura estaban muy equivocados.
Giff los esperaba ansioso y con “excelentes noticias”… para él. Al no haber recibido ningún comunicado de Mordain ni de su emisario, Giff “asumía” que el mago no confiaba en enviar a alguien por su Libro de Rituales, y había decidido hacérselo llegar hasta la mismísima Blackroot en KhreshtRhyyl, el bosque de carne (lo que elevaba significativamente el precio de la Adquisición). Al principio los Recuperadores no vieron con muy buenos ojos este cambio de planes, pero cuando su empleador les dijo que probablemente el mismo Mordain los recompensaría por “darse la molestia”, los ojos de más de uno brillaron con la posibilidad de hacerse de algún objeto mágico preparado por el famoso mago. Y así comenzaron los preparativos…
Blackroot, la torre de Mordain, se encuentra en Droaam casi en la frontera con los Shadow Marches, por lo que el viaje desde la ciudad de las torres se presentaba largo y peligroso. Tras revisar los mapas disponibles y teniendo en cuenta la premura de la entrega, los Recuperadores de Giff decidieron que la forma más rápida de llegar hasta su destino era a caballo, pero no en cualquier caballo, sino en caballos de monta Valenar (financiados por Adquisiciones Rapelje, por supuesto).
Y así emprendieron el viaje nuestros héroes, primero por barco cruzando el Hilt hasta Moonwatch, y luego ya a caballo siguiendo la ruta de comercio Orien, pasando por Galethspyre y Ardev, hasta cruzar la frontera con Droaam. Llevaban 2 semanas de viaje cuando llegaron a Graywall, puerta de entrada al reino de los monstruos, donde decidieron reabastecer provisiones y descansar un día completo (los animales ya estaban cansados y ni que decir de los caballos Valenar).
La ciudad era pequeña, con una arquitectura extraña y perturbadora para cualquiera que llegara de la “convencional” Breland. Durante su estadía, los Recuperadores trataron de informarse un poco de cómo eran la cosas por ahí, y fueron invitados a participar en las luchas que se realizaban en la gran Arena de Graywall; pero no tenían intenciones de llamar la atención más de lo que ya lo estaban haciendo, habían notado que ojos atentos de gnolls, goblins, orcos y trolls los seguían a donde fueran.
Graywall parecía más peligrosa a cada instante, por lo que los Recuperadores decidieron dejar la ciudad al amanecer. A partir de ese momento abandonarían la seguridad de la ruta Orien para evitar pasar por el Great Crag (hogar de las tres Hags que gobiernan Droaam, las hijas de Sora Kell, quienes seguro estarían más que felices de hacerse con el libro de Mordain), y se dirigirían hasta su último punto de abastecimiento en Thrakelorn, justo antes de adentrarse en el bosque de carne. Pero si el viaje hasta Droaam había resultado tranquilo y sin mayores complicaciones, los caminos dentro del reino de los monstruos probarían ser todo lo contrario.
Eso decía yo