Este artículo es parte de una serie durante todo Abril 2023 tanto para el Reto de la A a la Z como para el Carnaval de Blogs Roleros.
Thronehold fue construida por Galifar I como su sede de poder dentro del reino. Ubicada en una isla en el centro de la Bahía de los Vástagos, fue establecida por Galifar I para evitar tener la capital dentro de uno de los reinos ya existentes. En la actualidad, con el Reino de Galifar ya extinto, es un lugar de intriga internacional dividido en cuatro distritos, cada uno de los cuales está controlado por una de las Cinco Naciones supervivientes.
El Tribunal
La antigua capital de Galifar permanece hasta el día de hoy como terreno neutral, accesible a todas las naciones pero sin pertenecer a ninguna. El Castillo de Thronehold aún es mantenido por los Guardianes de la Casa Deneith, y permanece fuera de los límites, pero cada pie de tierra en la isla pertenece a todos los ciudadanos de Khorvaire. Todo el mundo sabe que fue aquí donde las naciones en guerra redactaron el Tratado de Thronehold que puso fin a la Última Guerra.
Sin embargo, el tratado hizo mucho más que eso. La “cuestión de los forjados”, los mariscales sentinelas, el establecimiento de fronteras: todos estos temas y más se abordaron en los meses de negociación. También lo fueron los crímenes de guerra. Las naciones independientes de Khorvaire no tenían una autoridad central a la que pudieran recurrir para presentar cargos contra ciudadanos y líderes militares de otros países. La Última Guerra vio muchas atrocidades cometidas en nombre de reyes y dioses, y la población clamaba por alguien con el poder de condenar y sentenciar a los responsables. Es por esto que en el tratado se estableció el Tribunal del Trono, un tribunal que ejerce justicia desde esta isla neutral, instalado en un ala del castillo. Desde aquí, la larga mano de la justicia, apoyada por todas las naciones soberanas, se extiende por todo el continente para castigar a los responsables de los peores horrores de la guerra.
O, al menos, eso es lo que los políticos quieren hacer creer a la ciudadanía. La verdad es que, a pesar de toda su importancia simbólica, el Tribunal tiene muy poco poder real. Frustrado en casi todo momento por las mismas naciones que lo formaron, lucha por llevar a cabo su mandato frente a las clases dominantes que simplemente quieren olvidarse de la Última Guerra, o bien reavivarla en una conflagración aún mayor.
El Tribunal de Thronehold fue casi una ocurrencia tardía del tratado. Aunque los documentos que podrían confirmar esta afirmación están sellados, la mayoría de la gente afirma que el rey Boranel de Breland fue el primero en sugerir la formación de un tribunal multilateral, después de meses de disputas y luchas entre los gobernantes y representantes. Muchos de estos argumentos fueron provocados por acusaciones de crímenes de guerra y atrocidades entre rivales, y algunas personas creen que la principal motivación de Boranel fue poner fin a los argumentos, no llevar a los perpetradores ante la justicia. La formación del Tribunal añadió varias semanas de deliberación al Tratado. Thrane quería una exención para las inquisiciones formales realizadas por la Iglesia de la Flama de Plata. La reina Aurala de Aundair quería una definición estricta de “crimen de guerra” en contraposición a una “operación militar con víctimas civiles”. Kaius se negó, inicialmente, a someter a las tropas de sus señores de guerra a la supervisión extranjera. Eventualmente, como todo lo demás relacionado con el tratado, este tema se resolvió: Los primeros magistrados del Tribunal fueron asignados de las filas de los nobles y políticos de las naciones participantes, contando en la actualidad con diez magistrados, uno de cada una de las naciones signatarias del tratado, con la excepción de Q’barra, que se negó a reconocer la autoridad del tribunal, y Valenar, que simplemente no tenía interés en participar. Los magistrados de Aundair, Breland, Karrnath y Thrane tienen el poder de dos votos cada uno, mientras que todos los demás magistrados tienen uno. Se requiere una mayoría simple para que el tribunal acepte escuchar un caso en particular y exigir la comparecencia de un criminal de guerra acusado, pero se requiere una mayoría de dos tercios para la condena y la sentencia.
En otros mundos
Normalmente, y tal como en el mundo real, diversos tribunales de justicia internacional tienen una inmensa cantidad de poder simbólico, pues representan los esfuerzos de todas (bueno, la mayoría) de las naciones para buscar justicia por las peores ofensas cometidas durante un conflicto que ha marcado la historia del mundo. También muestra que pueden unirse detrás de asuntos más elevados que la guerra, que pueden cooperar por el bien de todos. El poder simbólico, sin embargo, también como en el mundo real, no se ha traducido en mucho poder real. Según las restricciones del tratado, todas las naciones deben cooperar con el Tribunal, entregando registros, pruebas y criminales de guerra acusados cuando se les solicite, pero no es inusual que las naciones se apresuren a acusar a los rivales de demorarse, retrasando la entrega de sus propios materiales y «fugitivos». El Tribunal carece del personal para cazar y tomar a la fuerza a la mayoría de los acusados, por lo que debe reservar esos esfuerzos solo para los criminales de guerra más atroces y temibles.
Las naciones pueden ejercer presión económica contra sus vecinos a pedido del Tribunal, con la esperanza de forzar una resolución, pero muchas no arriesgarán su propio estatus comercial al hacerlo, y ninguna lanzará misiones militares para estos fines. Por lo tanto, el Tribunal se limita en gran medida a emitir un escrito de acusación (una declaración de los delitos imputados a un individuo y una insistencia en que se entregue), ya que rara vez puede obligar a un individuo a comparecer. Todas las naciones signatarias están obligadas a proporcionar cincuenta soldados para uso del Tribunal, formando un “ejército” de quinientos efectivos. La mayoría de los soldados ven este deber como una asignación cómoda o como un exilio; pocos se lo toman en serio. Estos soldados tienen poco más que un propósito simbólico; no son realmente necesarios para proteger la isla, porque la Casa Deneith (o su equivalente) hace eso, y no son una fuerza suficiente para invadir una nación soberana en busca de un fugitivo. (Incluso si pudieran, el Tribunal no está dispuesto a enviar tropas para invadir a sus países miembros, ya que justificadamente teme las lealtades divididas). Por lo tanto, estas tropas hacen poco más que servir como alguaciles judiciales, guardaespaldas de los magistrados y carceleros para el criminal acusado que el Tribunal logra ocasionalmente capturar.
Las naciones también proporcionan una pequeña cantidad de dinero al Tribunal cada año, para mantenerlo operativo. De esta tesorería, el Tribunal extrae fondos para contratar mercenarios cuando cree que los cargos contra un criminal de guerra son tan graves que debe ser detenido. Estos «equipos de recuperación» son odiados por las naciones soberanas, y ocasionalmente se enfrentan a la oposición militar, pero la mayoría de las veces los distintos países les permiten operar a regañadientes. Dada la naturaleza delicada de estas operaciones de recuperación, el Tribunal ha pensado en los últimos meses en contratar equipos más pequeños y precisos en lugar de mercenarios corrientes.
Es tu turno
En un escenario de fantasía, el papel de la justicia internacional puede variar según el contexto y la construcción del mundo. Por un lado, podría ser un elemento temático importante, con varias facciones y reinos que buscan hacer cumplir su propia marca de justicia y competir por el dominio en la arena política global. Por otro lado, podría ser relativamente poco importante, con personajes individuales o grupos que persiguen sus propios objetivos y aventuras sin tener en cuenta preocupaciones geopolíticas más amplias. En general, el papel de la justicia internacional en un escenario de fantasía podría funcionar como un medio para explorar cuestiones de poder, moralidad y conflicto, o podría servir como telón de fondo para historias más personales de heroísmo y aventura.
Como siempre, hay algunos factores a considerar cuando quieras incorporar un modelo de justicia internacional para tu campaña:
- El sistema de gobierno, monarquía, república democrática o dictadura, impactará la naturaleza de los sistemas de justicia internacional desarrollados. El sistema debe reflejar la estructura de gobierno del mundo de fantasía en particular.
- Las guerras en la ficción fantástica pueden estar impulsadas por diferentes factores, como el acceso a los recursos naturales, las diferencias ideológicas o las divisiones raciales. Estos factores deben ser considerados al desarrollar el sistema de justicia y sus motivaciones.
- Asimismo, la cultura de tu mundo puede afectar la forma en que se hace justicia. La cultura de las diferentes razas puede diferir significativamente y un sistema de justicia efectivo debe considerar estas diferencias.
- Un sistema de justicia debe ser apropiado para las demandas de tu mundo: un pequeño reino con conflictos internos podría no requerir el mismo grado de sistema judicial que un gran imperio con conflictos intercontinentales.
- Los sistemas de justicia contienen leyes, tribunales y organismos encargados de hacer cumplir la ley. Es fundamental determinar las leyes que rigen el sistema de justicia, incluyendo quién las aplica, cómo se aplican y sus sanciones, al menos en términos generales. Nadie está interesado en los incisos de cada artículo incluido en un tratado internacional.
- Considera si es posible explicar la intervención divina o elementos mágicos en el sistema de justicia, como polígrafos o hechizos de adivinación.
- Para evitar ir a los tribunales y la necesidad de legisladores y agentes encargados de hacer cumplir la ley, un mundo de fantasía podría tener tradiciones de acuerdos pacíficos entre facciones, grupos religiosos y naciones.
Wow, greatly detailed. Ruling classes sound rather similar to a planet I know. Here from the A-Z, all the best.