Ladrón que roba a ladrón

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Los Recuperadores empiezan a cobrar fama, y ello hace sentir incómodos a algunos de sus miembros, que optan por hacerse a un lado. Afortunadamente, hay muchos aventureros en Sharn en busca de un patrón como Giff Rapelje. Es así como llegan al cada vez más popular negocio del gnomo cuatro nuevos mercenarios, cada uno con sus propias historias y metas.

La primera misión para ellos (quinta para Amadeus y Tanya, que se quedan como líderes de facto del grupo) es recuperar el libro de rituales del famoso Mordain d´Phiarlan, el que ha sido robado por algunos criminales. Mordain, que nunca abandona su hogar en Droaam, encarga la misión a Giff a través de un emisario, que transmite también las sospechas de su maestro: el libro fue robado por encargo de Los Doce, la famosa institución dedicada a la investigación arcana fundada y mantenida por las Casas Marcadas. Es creencia de Mordain que el libro le fue robado no sólo por los poderosos rituales en él descritos, sino también en parte como una vendetta personal hacia su persona por los eventos que motivaron su cese en dicha institución.

Amadeus, que debe acudir a una cita importante, sugiere que su grupo vaya sin él y que se encuentren en la capital de Karrnath, en la que se encuentra la sede de Los Doce; asimismo, observa que si aplazan su viaje un par de días, llegarían a la ciudad justo en la conmemoración de los Edictos de Korth, lo que les podría valer una ventaja significativa para registrar el edificio en busca del libro sin que éste se encuentre lleno de personas. Dicho ello, los aventureros organizan su trayecto a bordo del Expreso de Oriente.

Así, mientras Amadeus recibe una misión secreta de parte de la Casa Lyrandar, a la que pertenece, el resto de sus compañeros llega a Korth y decide familiarizarse con el complejo dando una visita turística a sus niveles inferiores. Cuando Amadeus llega, se las ha arreglado no sólo para averiguar el laboratorio en el que está escondido el libro, sino también para dejar fuera de servicio a los guardias nocturnos. Al pasar los cerrojos exteriores, el grupo entra a la garita que los teletransporta al nivel de entrada de la torre de Los Doce, en el que el paso les es bloqueado por dos masas de una sustancia traslúcida a cada flanco. Aproximándose lentamente, las masas amenazan con devorar a todos en su interior, por lo que los Recuperadores deben usar todos sus recursos para destruirlos antes de que sea demasiado tarde.

Sin embargo, con el esfuerzo que les costó deshacerse de las extrañas criaturas vendría el verdadero reto: un cuarteto de dracos hostiles (dos de ellos cáusticos) comandados por un dragón verde. El equipo prefiere al principio bloquear la entrada al área, para poder deshacerse de las criaturas en pares, pero rápidamente tienen que modificar su plan cuando el dragón se las arregla para pasar por el arco de entrada, amenazando a todos con un aliento venenoso. La batalla fue feroz para todos (excepto quizás para Tanya, que se dedicó a apuntar sus flechas desde una distancia más o menos segura), pero finalmente se trató de una victoria más.

 

Ya eliminada la amenaza, el grupo se divide para orientarse en la laberíntica estructura, llena de pasadizos que se dividen continaumente y no en ángulos rectos. Tras algunas vueltas logran establecer ciertas zonas, y aprenden a usar un mecanismo elevador que los lleva de un nivel a otro. Al encontrar el laboratorio indicado por Amadeus, encuentran en unos armarios diversos materiales exóticos (muchos de ellos partes de criaturas), algunas armas (que no dudan en apropiarse), unas cuantas monedas y gemas (mejor dicho, unos cuantos cientos de monedas) y el libro, que está encadenado, aparentemente para evitar que sea abierto. El grupo decide llevar el libro tal cual está, para lo cual Manulin conjura un disco de fuerza para llevar las cosas. Un nuevo recorrido para descubrir el círculo transportador de salida sería lo único que los separa de un cómodo carro separado para ellos a bordo del Expreso de Oriente para llevarlos de regreso a Sharn.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. juanrusso dice:

    … tiene cien años de perdón! Aunque igual depende de que lo atrapen…

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