Antes de que Galifar I estableciera su reino en Khorvaire y empezara la era dorada de la humanidad, eran otras las razas que dominaban el continente. De esa lejana época solo sobreviven algunas pocas leyendas, y muchas de ellas describen cómo los bosques no tenían fronteras y su crecimiento indomable se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Los archifeys colaboraban entre sí dentro de los límites que sus fuertes personalidades les imponen. Para garantizar la paz, cinco reliquias fueron creadas por cada uno de ellos, imbuyéndolas de sus características, pero con el poder de todos juntos. Nunca sabremos en realidad por qué los archifeys decidieron no enfrentarse abiertamente a la puja de Galifar por el dominio de su territorio, pero lo que sí sabemos es que hace cerca de mil años, éste fundó su nuevo reino y unió bajo el mismo a todos los pueblos que en algún momento habían sido oprimidos por los primeros. Es muy posible que Galifar haya encontrado esos cinco tesoros y de alguna manera los haya usado para garantizar el control del continente entero. Desde ese momento, los humanos se cimentaron en el poder y el bosque mismo se retiró con sus señores, creando la división entre el reino civilizado y la naturaleza prístina.
El Reino de Galifar se expandió rápidamente y llegó a abarcar todo lo largo y ancho de Khorvaire desde el año 1 YK hasta el 894 YK con el comienzo de la Última Guerra. El Reino de Galifar recibió su nombre de Galifar I, quien unió a las Cinco Naciones de Khorvaire bajo una sola monarquía. Los pueblos de Khorvaire disfrutaron de paz y prosperidad bajo una sucesión de monarcas durante casi nueve siglos. El Reino de Galifar se vino abajo cuando murió el rey Jarot y la tradición establecida por los monarcas anteriores (por las que el hijo mayor del rey lo sucedía en el poder) fue abandonada cuando tres de sus cinco hijos, Thalin, Kaius y Wroann, rechazaron el nombramiento de la mayor, Mishann. Así comenzó un siglo de conflicto que solo vio su fin cuando todo Cyre se redujo a un páramo ahora llamado la Tierra de los Lamentos. Al firmarse el Tratado del Trono en el año 996, se reconocieron oficialmente doce naciones y el Reino de Galifar dejó de existir oficialmente.
Cinco Virtudes
En sus inicios, la vida en el reino de Galifar giraba en torno a cinco virtudes fundamentales: lealtad, sabiduría, perseverancia, coraje y fuerza. Todos los habitantes del reino, ya sean caballeros, nobles o campesinos, se esforzaban por mantener estas virtudes en su vida cotidiana. Cuando una persona en el reino deseaba felicitar o insultar a otra, a menudo citará su éxito o fracaso en vivir de acuerdo con una u otra de ellas.
En el reino, el título de caballero era uno de los más altos honores que se podían recibir. Los caballeros eran venerados como campeones, héroes y modelos de virtud debido a sus muchas responsabilidades, desde proteger a los habitantes inocentes hasta emprender atrevidas aventuras en la naturaleza. Los caballeros a menudo están equipados con armaduras finamente elaboradas, montan nobles corceles de diversos tamaños y especies, y ocasionalmente ejercen poderosa magia extraída de la reliquia de su respectiva corte. Alcanzar el título de caballero en una de las cortes significa emprender una cruzada para demostrar la excelencia en la virtud de esa corte. En algunas, el paso final para convertirse en un verdadero caballero implica ser juzgado por la reliquia de esa corte.
Cinco Reliquias
Estas cinco virtudes están establecidas por la interpretación que Galifar hizo de los poderes de las cinco reliquias y, por lo tanto, se tratan con absoluto respeto y autoridad. Para evitar que el poder que emanaba de ellas lo corrompiera, decidió asignar cada una de ellas a una región diferente del reino. Los habitantes de ellas veían todas las virtudes como ideales por los que luchar, pero no por igual: naturalmente, cada Corte de Caballeros creía que la virtud asociada con su propia reliquia era primordial, aunque no en reemplazo de las demás. Un Caballero de Cyre admirará tu valentía por encima de todo, pero aún menospreciará a los desleales o a los tontos.
Las reliquias en sí mismas son objetos maravillosos y misteriosos con un inmenso poder mágico. Sin embargo, poco se sabe de ellas además de que son la encarnación física de cada una de las cinco virtudes y poseen el poder de juzgar esa virtud dentro de individuos que se presenten ante ellas (aunque en realidad es Galifar el que hace dicha interpretación de lo que dichos objetos pueden hacer). Durante su reino, las virtudes de las reliquias (y su juicio) se consideraron objetivas e indiscutibles, y es esta infalibilidad alrededor de lo que se construyeron las Órdenes de Caballeros de su reino.
Cinco Cortes
Los personajes de esta campaña pertenecerán a una de las cinco cortes del Reino de Galifar. No necesariamente deben ser caballeros en el sentido mecánico del término (fighters o paladins), pero sí ajustar en su alineamiento el valor de la orden a la que decidan pertenecer.
La orden de Ardenvale se basa en la virtud fundamental de la lealtad. La corte ve la lealtad como una base de parentesco y confianza que respalda las otras virtudes, no simplemente una obediencia servil a quienquiera que esté a cargo. Sin la capacidad de confiar y apoyar a los demás con lealtad, no puede haber verdadera armonía entre las personas, y sin armonía, no puede haber verdadera virtud. El ego es el enemigo de la lealtad, porque socava esa base de confianza y armonía. Por lo tanto, los caballeros de Ardenvale se esfuerzan por perfeccionar su virtud abandonando los pensamientos y deseos egoístas.
Los caballeros de la orden de Vantress creen que la sabiduría es la virtud más elevada. El conocimiento dirige la aplicación adecuada de todas las demás virtudes en diversas circunstancias y ayuda a evitar que los problemas empeoren y se conviertan en problemas más profundos. Para convertirse en sabiduría, el conocimiento se extiende más allá del dominio de los hechos. Una colección dispersa de información inconexa no es conocimiento, sino trivia; el verdadero conocimiento radica en la capacidad de sintetizar hechos dispares para obtener una mayor comprensión de los sistemas y principios. El enemigo del conocimiento no es solo la ignorancia, sino el pensamiento rígido y las tradiciones encubiertas. Los caballeros de Vantress deben poder adaptar su comprensión del mundo basándose en nueva información y nuevas ideas.
En opinión de la orden de Locthwain, la perseverancia es la virtud más alta porque dirige y ordena las otras virtudes hacia un propósito. Para sus caballeros, persistencia significa determinación, compromiso incansable, la obstinada negativa a rendirse. Si bien son respetados por derecho propio, la pregunta de por qué no buscan el Caldero Eterno siempre persigue a los nobles de Locthwain. Al ser interrogados al respecto, suelen responder con desdén: «La búsqueda persistente de la riqueza, los esfuerzos persistentes por establecer relaciones con otras cortes, los esfuerzos persistentes para servir a la reina en su corte, son manifestaciones respetables de la virtud más alta, pero claro, seguramente la búsqueda del Caldero es el mejor uso para tal dedicación!»
Los Caballeros de la orden de Embereth creen que el coraje es la virtud más alta, ya que nada que se haga sin valentía puede considerarse verdaderamente virtuoso. Sin valentía, nadie probaría algo nuevo ni trabajaría para mejorar sus habilidades. Pero con valentía en el corazón, ningún desafío es demasiado grande. El miedo y la cobardía son enemigos del valor, y por eso los caballeros de Embereth se esfuerzan por conquistar su miedo. Son lo suficientemente sabios como para saber que el verdadero escape del miedo es imposible y, en cambio, enseñan que es la herramienta más valiosa. El coraje vacío es una manera fácil de hacer que uno mismo se mate, pero el verdadero coraje es saber cómo usar el don del miedo como motivador para el logro.
Finalmente, los caballeros de Garenbrig valoran la fuerza. Un caballero de Garenbrig debería poder empuñar las armas más grandes, usar la armadura más pesada y realizar hazañas de fuerza que rocen lo sobrehumano. Asimismo, valoran la fuerza de voluntad y el carácter, pero como una adición al poder físico, no como un reemplazo. La fuerza es la más externa de las virtudes, y esto da forma a la cosmovisión de Garenbrig. Consideran que la acción es mucho más importante que la intención o el deseo y ven con malos ojos a las personas que se centran en su vida interior y sus virtudes personales sin hacer nada.
Y tú, ¿cómo vas a unirte a los caballeros del Reino de Galifar? ¿Qué virtud prima sobre las demás para tu personaje?
Empezó genial la campaña! Qué pena que no logramos que continuara.