Bienvenidos a nuestra nueva serie de artículos sobre «Villanos de Eberron», en la que construiremos diversos conceptos de villanos centrándonos en elementos particulares de ese entorno de campaña, ofreciendo a los DMs algunas piezas clave en caso de que les provoque incluirlo en su campaña sea como monstruo o como NPC de cualquier clase o raza. Cada artículo en esta serie estará dividido en tres partes: Personalidad incluirá el plan, objetivo y marca personal de un villano con el arquetipo discutido, mientras que FODA se refiere a un conocido acrónimo en mercadotecnia en el que discutiremos las Fortalezas, Oportunidades (Recursos), Debilidades y Amenazas (Secretos) que el villano tiene. Finalmente, concluiremos con ejemplos provistos en el artículo que inspiró esta serie: Plot & Schemes, publicado en la revista Dragon N° 288, publicado en Octubre de 2001. Sin más, hoy les presentamos al Coleccionista.
Todos necesitan un pasatiempo, pero algunos pasatiempos llevan a ciertas obsesiones poco sanas. El Coleccionista busca ampliar la variedad de objetos en su poder sea aumentando su ya vasta cantidad, o con la pieza maestra que tanto añora. Obviamente, este villano no dejará que pequeñeces como la ley interfieran con sus adquisiciones.
Personalidad
Lo primero que sabemos del Coleccionista es que es un acumulador nato, y lo ha sido por mucho tiempo: probablemente desde joven experimentaba sentimientos de ansiedad o incomodidad al desechar posesiones que no necesitaba, producto de un apego emocional a las posesiones y una fuerte creencia de que sus posesiones serán necesarias en el futuro. Poco a poco se vuelve más selecto con las posesiones mientras éstas adquieren un valor sentimental que supera su valor funcional. Deshacerse de una parte de su colección puede sentirse para él como si estuviera descartando una parte de sí mismo. Su colección recoge obras o artículos que son valiosos para él, y en ese contexto quizás no lo sean para otros.
El plan del coleccionista es bastante simple en su fin, pero varía en complejidad de acuerdo no sólo a los elementos de los que quiere adueñarse, sino también a su código de honor, alineamiento, virtudes y defectos. Para agregar objetos a su colección, podría haberse dedicado simplemente a comprarlos y negociarlos, pero un egoísmo compulsivo o la simple falta de ética y moral lo han empujado a creerse el verdadero dueño de ellos, viendo a quienes los tengan en su lugar como intrusos merecedores de su cólera y castigo.
Fortalezas y debilidades
Antes de otras características, debemos considerar que la naturaleza de lo acumulado por el Coleccionista puede darle una gran ventaja: tengamos en cuenta también cómo ello lo relaciona con los héroes: lo más usual es que ellos tengan algo que él quiere agregar a su colección. Esto puede ser un arma o un objeto mágico, y en ambos casos pueden significar una de sus más amplias fortalezas. Además de acceso a dichos objetos, la experiencia que tiene haciéndose con ellos es en realidad su mejor arma. Como astuto e ingenioso villano que es, el Coleccionista usa todas las opciones disponibles para poder enfrentarse a quienes él ve como usurpadores. Asimismo, luchan siempre en sus términos. Sólo se enfrentará a los héroes si tiene que hacerlo, y cuando lo haga estará sumamente preparado para ello.
Ahora bien, un comportamiento obsesivo como el del Coleccionista nos ofrece también varios defectos y debilidades vinculados a los objetos de los que busca adueñarse. Si es forzado a enfrentarse en combate, su atención se centrará indefectiblemente en quien tenga el objeto que busca. En el aspecto social, el origen de su colección o su capacidad para ostentarla pueden ser gatillos que lo lleven a tomar acción en contra de los héroes.
Ejemplos
Nuestro primer ejemplo es un coleccionista obsesionado con dagas y cuchillos. Pero su obsesión no se trata sólo de hacerse con armas notables, sino de reclamarlas como suyas en un retorcido sistema de honor y merecimiento: para poder reclamarlas como suyas, debe acabar con sus propietarios actuales.
Nuestro segundo ejemplo es un azotamentes con un amplio elenco de esbirros, tan exóticos como mortales, todos bajo su control psiónico. Esta afición no sólo le proporciona una amplia gama de guardianes, sino que algunas de ellas han desarrollado un gusto particular por carne humanoide. Cuando una de ellas se escapa poniendo en riesgo a un pueblo cercano, el ilítido la protegerá como el valioso elemento de su colección que es, sin importar las bajas que haya podido ocasionar.
Nuestro tercer ejemplo es un lich que es usualmente el objetivo de misiones sagradas buscando destruirlo. Conforme se ha enfrentado a diversos aventureros, ha cobrado cierta afición a encapsular a aquellos miembros de la iglesia en delicadas esferas de cristal que le permiten canalizar su energía vital y mágica, destruyendo su esperanza poco a poco… después de todo, el lich tiene todo el tiempo del mundo.
Y eso es todo en esta primera entrega de «Villanos de Eberron». Hasta la próxima, esperamos que lo que sea que colecciones no se conviertan en una obsesión, a menos que se trate de dados para jugar D&D.