En Xen’drik, el Continente de los Misterios, todo es posible. Aventureros medianamente reconocidos podrían intentar destruir un arma mística antes de que caiga en manos de los villanos, luchar contra gigantes salvajes en las ruinas de sus antiguas ciudades o incluso poner a prueba su capacidad para sobrevivir en las profundidades de una jungla primordial.
Cualquier seguidor del Anfitrión Soberano conoce esta historia sobre Xen’drik: En los albores de los tiempos, los Soberanos ataron a los diabólicos señores y liberaron al mundo del caos. Los poderosos gigantes habían luchado junto a los Soberanos y, en agradecimiento, Aureon les concedió el dominio sobre el continente de Xen’drik. Aureon enseñó a los gigantes los secretos de la hechicería y se hicieron poderosos. Los gigantes construyeron torres que tocaban el cielo y ciudades aparentemente interminables.
El más poderoso entre los gigantes fue el titán Cul’sir. Su poder era tan grande que arrancó la decimotercera luna del cielo y la aplastó en un ataque de ira. Los gigantes gobernaron muchas razas menores pero eventualmente los elfos se rebelaron contra ellos. Cul’sir desató plagas sobre los elfos rebeldes. Convirtió sus sombras en asesinos y las volvió contra sus dueños. Aun así, los rebeldes persistieron. En su ira, Cul’sir se preparó para derribar el resto de las lunas para arrojárselas a sus enemigos, aunque destruiría el mundo al hacerlo. Pero los gigantes habían ido demasiado lejos, y Aureon envió a los dragones de Argonnessen sobre ellos. Los dragones destruyeron las vastas ciudades y arrasaron todas sus torres, tras lo cual Cul’sir fue acribillado y su imperio diezmado.
Los Soberanos y los Seis lanzaron cada uno una maldición sobre la tierra. Aureon decretó que las criaturas de Xen’drik no tendrían conocimiento de la ley, y Boldrei proclamó que ninguna ciudad se mantendría en pie. El Viajero distorsionó la tierra para que ningún camino siguiera el mismo rumbo dos veces. El Devorador desató fuego y tormenta. Y así, Xen’drik sigue siendo una tierra de misterio, un reino que no se puede cartografiar, un lugar que guarda secretos que podrían destruir el mundo.
Esta historia tiene al menos algo de verdad. Los elfos alguna vez fueron esclavos de los antiguos gigantes, y los dragones erradicaron las civilizaciones de Xen’drik. Una gran magia ha deformado la tierra, haciendo que los entornos en Xen’drik sean extremos e impredecibles: viajeros osados pueden encontrar una extensión glacial en medio de un vasto desierto. Han pasado decenas de miles de años, pero ninguna civilización se ha elevado a la altura de los gigantes; algunos creen que las maldiciones de Aureon y Boldrei aseguran que cualquier ciudad que crezca demasiado se derrumbe en la locura, mientras que la Maldición del Viajero retuerce el espacio, haciendo que diversos exploradores hayan seguido el mismo camino solo para terminar en lugares completamente diferentes. Xen’drik es un continente que desafía el control. Las expediciones llevadas a cabo han desenterrado artefactos de inmenso poder, así como campos de dragonshards, pero una vez que abandonas una locación, es posible que nunca la vuelvas a encontrar.
Los gigantes todavía deambulan por Xen’drik, pero nunca han logrado recuperar la gloria de sus antepasados. Las tribus de drows (de los que se dice que son los asesinos de las sombras creados por el emperador Cul’sir), permanecen en la oscuridad.
Muchos puertos salpican la costa de Xen’drik. Además de los tesoros de los gigantes, Xen’drik es fuente de recursos exóticos muy apreciados en Khorvaire. Los eruditos y los comerciantes vienen a Xen’drik por negocios, los contrabandistas buscan hacer oro extra y los piratas se aprovechan de todos. Los puertos van y vienen, siendo víctimas de monstruos o desastres naturales. Pero dos puertos han resistido la prueba del tiempo: Dar Quat y Stormreach.
Los señores Inspirados de Riedra están tan interesados en los recursos de Xen’drik como la gente de Khorvaire. Dar Qat es más fortaleza que puerto: construida con cristal brillante y empequeñecida por un gigantesco monolito cercano que se cree que sirve como ancla psíquica para la ciudad, rara vez da la bienvenida a forasteros.
Por otro lado y de manera diametralmente diferente, Stormreach alguna vez fue un refugio para piratas y contrabandistas, pero se ha convertido en un próspero puerto que sirve como pasaje al interior de Xen’drik. Todas las Casas Marcadas han establecido enclaves en la ciudad, y si bien es hogar de refugiados, renegados, criminales y otros que no tienen cabida en los otros continentes, la ciudad está gobernada por el consejo de Storm Lords, que tienen un poder absoluto. Como Stormreach está construida sobre los cimientos de una antigua ciudad gigante, abundan las ruinas alrededor y debajo de la ciudad. Algunos temen que si la ciudad continúa expandiéndose, el crecimiento desencadenará una antigua maldición. Pero por ahora, Stormreach es una comunidad próspera y una puerta de entrada a la aventura.
La tremenda diversidad de la gente de Xen’drik significa que ningún rasgo único define los objetos y artefactos de esta tierra: por ejemplo, los drows primitivos fabrican armaduras comparables al cuero tachonado usando quitina de escorpiones gigantes. Abundan los rumores de civilizaciones drow más avanzadas en cavernas subterráneas bajo la superficie de Xen’drik. Los elfos vivieron y lucharon en el continente antes del éxodo que los llevó a Aerenal, y los artefactos de su civilización quedaron olvidados y esparcidos por la región. Sin embargo, y sin duda alguna, los mayores tesoros son de manufactura gigante, que a menudo pueden ser difíciles de usar debido a su tamaño.